La Posverdad y la Responsabilidad Fiscal

Por Álvaro Moraga Fritz. La posverdad no genera crecimiento. Chile necesita emprendimiento y recaudación, lo cual se ha demostrado que no se consigue con políticas púbicas basadas en emociones, creencias o deseos del público.

La Real Academia Española determinó incluir en el Diccionario de la RAE el término “posverdad”, que significa “toda información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público”.

La posverdad: el año 2014, en medio de la campaña del nuevo Gobierno por socializar la Reforma Tributaria, pude presenciar un discurso del ministro Arenas señalando, en una comuna del sector sur de Santiago, que la Reforma Tributaria estaba diseñada para afectar a quienes vivían desde Plaza Italia para arriba, para beneficiar a los que vivían para abajo. Otro ministro se hizo célebre por definir como objetivo de la actual administración “quitarles los patines” a los que andaban más rápido.

Hace unas semanas la candidata del Frente Amplio se mostró muy aguda en sus sueños de país, pero reconoció no conocer el detalle de ninguna de las cifras que sustentaban ese sueño, al que de todos modos consideraba “posible”. Y hace algunos domingos el país vio con estupor cómo un senador y precandidato presidencial no sólo reconocía no saber qué era el Acuerdo de París, sino que, peor aun, señalaba no haberlo votado jamás en el Senado (lo que no era efectivo), para rematar con la expresión “no soy experto en leyes”. Al mismo precandidato, cuando en el debate se le preguntó por el monto del último Presupuesto aprobado por el Senado, no tuvo respuesta, lo cual fue bastante más decoroso que la respuesta a la pregunta por el costo total de su programa de gobierno.

La verdad: en estos días la Dirección de Presupuestos estimó en 25% del PIB la deuda pública para este año, en circunstancias que en 2014 era de 14,9%; las clasificadoras de riesgo rebajan clasificación de riesgo y en el Chile Day un ex presidente del Gobierno hispano destacó y alertó cómo el déficit público chileno había pasado del 1,6% en 2014 al 3,3% en 2017. Y lo más relevante: el ministro de Hacienda entregó los resultados de la Operación Renta 2017. En grueso, el resultado mostró que la recaudación fiscal se había mantenido casi en el mismo nivel del año anterior, a pesar del alza de 7% en la tasa anual del impuesto a las empresas (que es parte del alza del 30% que esta tasa experimentó a propósito de la nefasta Reforma Tributaria).

Como vemos, la posverdad no genera crecimiento. Chile necesita emprendimiento y recaudación, lo cual se ha demostrado que no se consigue con políticas públicas basadas en emociones, creencias o deseos del público.

Por lo mismo, hay una serie de reformas tributarias que Chile necesita, objetivamente, en forma urgente: retomar el sistema único de tributación completamente integrado; desarrollar el nuevo estatuto de inversión extranjera; generar un marco tributario que incentive las donaciones con fines sociales; modificar la Constitución para que la legislación tributaria sea de quórum calificado y no dependa del gobierno de turno; transformar al SII en un organismo técnico sin dependencia política y con autonomía constitucional; reformar el sistema de tributación de las personas naturales, que pagamos por todos nuestros ingresos y no por nuestra renta real (entendida esta como utilidad o ganancia); y eliminar los impuestos patrimoniales (como el territorial y el de herencia); por nombrar sólo las más urgentes.

FUENTE:
http://www.pulso.cl

Artículos relacionados

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button